[Esta es la historia de una niña que no creía en la Navidad.
En su diccionario no aparecía el significado de espíritu navideño
y tampoco pretendía encontrarlo por otros medios.
Lo que a ella le faltaba realmente era la ilusión, nunca la tuvo, o
quizás la perdió.
Sólo podía pensar en lo que dejó atrás, en lo que no volverá.
Entre espada y pared, entre corazón y sentimiento, entre error y verdad.
Negar lo evidente era perder su futuro, el futuro perfecto que ella no deseaba
pero anhelaba a la vez.
Lo peor era la facilidad que tenía de cambiar de sentimientos.
Podría amar como nunca nadie había amado en el mundo anteriormente o tomar una decisión cruel en menos de dos segundos, ella era así.
Necesitaba sentirse protegida, amada, querida e importante.
Superficialmente podía incluso conseguirlo, pero profundamente, solo veía un gran vacío agujero negro.
Cada navidad solía encerrarse en su cuarto, recordando la gente que ya faltaba, la gente que iba a venir, la gente que ya no estará, la gente que lo pasa mal, la que sigue creyendo
como ella nunca hizo a pesar de sus condiciones de vida, las oportunidades que daría en ese año, todas las que perdería, todas las que no se podrían recuperar...
¿Navidad? Noche ¿buena?, ¿para quién?, ¿para cuántos?, ¿hasta cuando?
Se pasó la vida preguntándose si algún día celebraría la navidad contenta.
No sé si lo logró, pero se que ella murió en soledad, rodeada de gente]
20 diciembre 2006
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